En el desarrollo de la actividad de una empresa se pueden presentar oportunidades de expansión y mejora de resultados que no siempre pueden hacerse realidad, en el plazo de tiempo deseado, con los recursos y capacidades propias. Estas oportunidades pueden identificarse, por ejemplo, cuando encontramos otra empresa en la que todo lo que consideramos necesario para el crecimiento de la nuestra, ellos ya lo han hecho posible. Puede que nuestra empresa también se pueda presentar de la misma manera, como el complemento ideal para el crecimiento de la otra.
En estas circunstancias, plantear una fusión puede que sea lo más acertado para ambas empresas, aunque en ocasiones, una de ellas termina absorbiendo a la otra.
Conviene aclarar que la fusión pura, y la fusión por absorción, o simplemente absorción, son muy diferentes en sus planteamientos pues mientras que en la fusión de dos empresas se disuelven para crear una nueva con el patrimonio de ambas, en la absorción se mantiene una y es la otra la que se liquida.
Por lo tanto, en una fusión los socios de las dos empresas que se van a fusionar, pasan a ser socios de la nueva pero sin recibir dinero pues no estamos ante una liquidación, por esa razón solo recibirán acciones.
Las ventajas de la fusión de empresas
Las empresas que se fusionan están buscando aprovechar las ventajas de esa unión. Puede que quieran hacerse más fuertes en su sector para aprovechar oportunidades de negocio, o para acelerar su crecimiento incrementando su cuota de mercado actual que las coloque en una posición más privilegiada, aunque también pueden buscar una diversificación, o tal vez intenta beneficiarse de soluciones tecnológicas. En cualquier caso, en la fusión debería de descubrirse la confirmación de lo acertada de la misma porque en esa unión se produce una sinergia que incrementa el valor el valor conjunto frente a la valoración por separado. En definitiva, ambas empresas salen ganando de la fusión, con lo cual la nueva empresa es más valiosa de lo que eran las dos empresas por separado.
Veamos a continuación algunas de las razones que pueden conducir a una fusión de empresas, tanto si se trata de una fusión pura como de una absorción:
Para lograr un más rápido crecimiento de la empresa resultante combinando recursos complementarios. Puede ser el caso, que hemos visto con frecuencia en grandes empresas tecnológicas que absorben a otras más pequeñas que desarrollaron aplicaciones necesarias para el crecimiento de la adquiriente, o que plantean oportunidades de negocio muy interesantes y que de esta manera pueden ser desarrolladas con una mayor capacidad de producción y distribución.
Para reducir los posibles riesgos asociados a la exposición a un único mercado. En este caso lo que se busca es diversificar evitando un proceso que se demore excesivamente. Así que se recurre a la fusión o absorción.
Se eliminan ineficiencias y se mejoran los resultados. Cuando se identifica una empresa que está siendo mal gestionada, o que ha pasado por circunstancias nada favorables que han deteriorado sus resultados, puede ser interesante una adquisición que logre desarrollar todo el potencial de la empresa para incrementar sus beneficios con una buena gestión.
La fusión va a permitir acceder a una mayor cuota de mercado mediante una integración horizontal. De esta manera, tal vez por la fusión de quienes antes eran competidores, se pueden reducir costes, incrementando la rentabilidad. La nueva empresa puede tener una posición de mayor fortaleza para negociar con los proveedores, y esto se puede hacer realidad en un plazo de tiempo muy breve en comparación de lo que habría necesitado cada empresa por separado, y esto sin contar el posible desgaste por la lucha entre competidores.
Integración vertical. En estos casos el objetivo se centra en proveedores o clientes. Puede que una empresa considere interesante integrar a un proveedor, en lo que se llama integración hacia atrás, o de alguno de sus clientes, en la conocida como integración hacia adelante. En estos casos también se suele buscar una reducción de costes.
Para aprovechar ventajas fiscales. Esto puede suceder así, tanto en el caso de que una empresa absorba a otra que está en situación de pérdidas, con el objetivo de llevarla a una situación de rentabilidad, pero en cualquier caso reduciendo inicialmente el pago de impuestos debido a que se reducen sus beneficios, o una empresa que tenga pérdidas puede adquirir otras con beneficios con la intención de trasladar tributariamente esas pérdidas hacia el futuro.
Como mencionaremos en el próximo artículo, el proceso de fusión debería de estar gestionado por una asesoría para que efectivamente culmine con éxito.
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