Poner en marcha un nuevo proyecto empresarial puede que no sea complicado, sobre todo cuando son varios socios trabajadores quienes deciden dedicar su tiempo y su dinero para sacarlo adelante. Sin embargo, cuando llega el momento en el que hace falta más financiación y se debe de convencer a inversores de que el proyecto que se les propone puede ser el mejor destino para su dinero, las dificultades empiezan a poner en evidencia errores que se cometieron.
En este artículo no vamos a abordar las vías diferentes para conseguir financiación, pues sobre este asunto ya publicamos tiempo atrás varios artículos, alguno de ellos dedicado a cómo conseguir financiación, crowdfunding, dinero para los emprendedores.
En esta ocasión nos vamos a centrar en lo que los inversores tienen en cuenta cuando estudian un nuevo proyecto ante la posibilidad de dedicar parte de su dinero al mismo.
Así que vamos a ver a continuación qué favorece que un inversor invierta en nuestro proyecto:
Transparencia. Es fundamental para generar confianza en cualquier inversor que quiere tener información completa y puntual sobre el funcionamiento de la empresa. Además deberíamos de hacer posible que esa información le llegue al inversor con facilidad.
Tener en cuenta a la competencia. Si conocemos a nuestros competidores y lo que ofrecen, y si hemos tenido en cuenta esta información para planificar nuestro negocio, nos resultará más fácil convencer a un posible inversor, ya que en este caso podremos evidenciar ventajas que tenga nuestro proyecto sobre los demás, y cómo su desarrollo futuro puede tener más garantías frente a los desarrollos de la competencia.
Un buen equipo de trabajo. Si nuestro proyecto se presenta con la fortaleza de un buen equipo de trabajo que lo demuestre con profesionalidad y planteamientos innovadores, tendremos mucho más a nuestro favor, no solo desde la perspectiva de los inversores sino también desde la propia empresa, en comparación de un equipo en el cual se hayan priorizado a familiares, amigos e inversores con poca fidelidad por nuestro proyecto.
Estar abiertos a propuestas externas. Aunque quienes han luchado para sacar adelante un proyecto en el que pusieron su plena confianza y al que dedicaron gran parte de su tiempo pueden llegar a valorar las propias decisiones por encima de cualquier propuesta que llegue desde el exterior, siempre hay que estar abiertos a los planteamientos de los inversores sin los cuales no sería posible seguir avanzando.
Siempre una buena idea apoyada en estudios de mercado. Una buena idea es fundamental para convencer a un inversor, pero nadie estará dispuesto a arriesgar su dinero si no se le ofrece algo más que una idea. Cuando se está en los inicios del proyecto, los estudios de mercado serán de gran ayuda para prever cuál puede ser la situación futura de la empresa.
Un plan B en un proyecto flexible. No es cuestión de ser pesimistas, sino de asegurar que, incluso en el caso de que el proyecto no llegue a funcionar como de él se espera, siempre se podrá tener una buena salida realizando los cambios necesarios. Jugárselo todo en un proyecto donde, solo existen las opciones de ganar o perder, sin posibilidad de realizar adaptaciones, puede no ser tan interesante para algunos inversores.
El proyecto bien definido y desarrollado. A los inversores no suele interesarles invertir en el desarrollo de ideas, a modo de mecenazgo, sino que buscan proyectos que hayan demostrado su buen funcionamiento, aunque haya sido de manera limitada debido a la falta de capital, o que, por lo menos, estén en el momento de inicio de la actividad con un buen plan de negocio.
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