A lo largo de varios artículos hemos ido tratando varios temas relacionados con las facturas. En uno de ellos explicamos qué datos hay que incluir obligatoriamente en las facturas, y como vimos no presenta ninguna complicación su proceso de elaboración. Incluso en el caso de haber cometido algún error, podemos rectificar o anular facturas. Por lo tanto, facturar, cuando existe esa obligación, puede realizarse sin complicación alguna.
Seguramente muchos de nosotros recordamos la aparición en la prensa o en otros medios, de noticias relacionadas con facturas falsas. ¿A qué se estaban refiriendo en esos casos? ¿Acaso falseaban el número de las facturas o los datos identificativos, o tal vez la descripción de los productos o servicios? Pues como vamos a ver en este artículo, en realidad esas facturas son totalmente correctas, es decir, que si nos fijamos exclusivamente en los datos que aparecen en ellas no hay nada que sea incorrecto. Por lo tanto, su falsedad no se refiere a su incorrecta elaboración, sino a que son facturas que se emiten, por ejemplo, por un servicio que jamás se ha llegado a ofrecer.
Vamos a mencionar algunos casos de facturas falsas que han aparecido en los medios de comunicación:
- Facturas falsas de Pescanova, se utilizaron para conseguir fondos de la banca.
- Diez millones de euros en facturas falsas. Se utilizaron sociedades sin actividad alguna.
- Más de 100 personas implicadas en una trama de facturas falsas. Trabajadores que nunca llegaron a trabajar pagaban para conseguir las 35 peonadas necesarias para el subsidio agrario.
- Facturas falsas para generar dinero negro. Dinero para el pago de sobornos.
Esos cuatro ejemplos son una cantidad insignificante en comparación de todos los que se publican con enorme frecuencia.
Como hemos comprobado con esos ejemplos, las motivaciones para elaborar facturas falsas pueden ser muy variadas, pero en cualquier caso se está cometiendo un delito, sobre el que ofreceremos más información en un próximo artículo, que implica a todas las personas, o empresas, que son necesarias para que sea posible la creación de esas facturas.
Suele ser frecuente que en las tramas de facturas falsas intervengan personas acogidas al régimen simplificado del IVA o al régimen de estimación objetiva, pues se tributa en base a módulos y en estos casos resulta más fácil que se puedan crear esas facturas pues no se declara en función de los rendimientos reales de sus empresas.
Sin embargo, ahí no se agota la variedad de casos que podemos encontrar relacionados con las facturas falsas, que pueden servir, por ejemplo, para lograr despedir a trabajadores. Imaginemos el caso de un empresario que tiene un restaurante, y quiere despedir a un trabajador con la justificación de que los resultados económicos han ido empeorando y se están produciendo pérdidas. En ese caso puede crear otra empresa de servicios para restaurantes, a continuación elaboraría una serie de facturas falsas por servicios ofrecidos que en realidad han sido ficticios, y los beneficios del restaurante podrían pasar a ser pérdidas.
Cómo se suelen detectar las facturas falsas
En ocasiones se detectan por denuncias, pero la Agencia Tributaria también puede detectar su existencia en casos como los que vamos a mencionar:
- Son facturas que se pueden repetir de manera periódica cuando el servicio contratado no es habitual que se solicite con dicha periodicidad.
- Pueden crearse por un valor desmesurado, y no acorde con lo que se suele cobrar por dichos productos o servicios.
- En una inspección también se pueden sacar a flote facturas falsas cuando se verifica que el servicio nunca se ofreció.
- También se puede dar el caso de que se acumulen facturas en las que la descripción del servicio sea muy impreciso.
- Aunque las facturas se realicen por cantidades de dinero elevadas, no les acompaña ningún tipo de contrato, ni albaranes.
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