En artículos anteriores hemos visto que el despido de un trabajador puede llegar a ser declarado nulo o improcedente, aunque casi siempre se intenta llegar a un acuerdo para readmitirlo o para pagarle una indemnización sin que se tenga que celebrar un juicio.
Es evidente que en esos casos el empresario no ha procedido de la manera correcta y como consecuencia lo que debería de haber sido un proceso breve puede complicarse y alargarse.
Vamos a mencionar a continuación una serie de consejos que intentan evitar que el despido se vuelva en contra de quien desea recurrir a él para que determinado trabajador no siga en la empresa.
- Lo primero que habría que hacer es reunir las pruebas objetivas y necesarias para justificar el despido, no solo ante el trabajador, sino ante un juez en el caso de que se llegase a un juicio. Sin pruebas válidas un despido puede ser declarado improcedente.
- Hay que evitar, si es posible, determinadas circunstancias, o momentos, en los que un despido puede ser fácilmente malinterpretado, por ejemplo, haciéndolo coincidir con el embarazo de una trabajadora. No es que no se pueda despedir a una trabajadora embarazada, sino que en esos casos los argumentos y pruebas deberían de ser irrefutables.
- Para despedir siempre hay que cumplir con lo que dicta la ley. Si no cumple con los plazos, no se ofrecen razones del despido en la carta correspondiente, etc, una demanda del trabajador conducirá a una situación más complicada de defender.
- En la reunión que se tenga con el trabajador debería de tratarlo con respeto, evitando cualquier discusión, y argumentando cada una de las razones que aconsejaron que no siguiese en su puesto. En dicha reunión deberían de estar presentes varias personas de la empresa porque de esa manera puede ser más fácil tener bajo control la situación y porque pueden ser testigos que acrediten lo sucedido, como por ejemplo que el trabajador se haya negado a firmar la carta de despido.
- Si el trabajador acepta mal su despido, sobre todo si se le ha comunicado sin que se le advirtiese en varias ocasiones anteriores, puede que en un arrebato intente causar algún tipo de daño en la empresa. Desde ese momento de la comunicación del despido, hasta su marcha, hay que tener un especial control de sus acciones. Es aconsejable cambiar de manera rápida claves o cualquier tipo de acceso a información delicada.
De estos 5 puntos el más importante es el número 1.
Cuando una empresa no está controlando de manera correcta a sus trabajadores resultará más complicado ofrecer argumentos para el despido basados en datos verificables, por ejemplo, no se estará midiendo la productividad que pueda demostrar que el rendimiento de un trabajador ha ido empeorando de manera inaceptable a lo largo de los meses.
Ya no solo pensando en los despidos, que no son del agrado de nadie, sino en la mejora de los procesos y la productividad de la empresa. Siempre hay que tener un buen control.
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