La tecnología es parte indisoluble ya de nuestra vida, tanto a nivel personal como profesional. Así, no sólo tenemos todo el día a mano el teléfono móvil, sino que trabajamos con el ordenador, realizamos videoconferencias, compramos por Internet, nos comunicamos a través de aplicaciones de todo tipo…Resultado: que ya prácticamente nada lo podemos hacer sin ella.
Precisamente por eso, porque está presente en todos los ámbitos prácticamente del día a día y porque nos facilita notablemente un sinfín de acciones, también ha comenzado a hacerse presente a nivel empresarial. Lo ha hecho dentro de este sector de muchas maneras, pero una de las más significativas y que va ganando más peso es mediante lo que se conoce como facturas electrónicas.
Muchas son las empresas que ya facturan de esa manera, pero es cierto que otras aún no. Por eso, si tú quieres que tu negocio empiece a hacerlo también así no dudes en ponerte en manos de nuestra asesoría en Madrid, Cepresa. Nuestros profesionales, con su experiencia y sus conocimientos, te ayudarán a conseguir tu objetivo y para eso te darán toda la información que necesites.
En concreto, entre los datos más relevantes que te pondrán sobre la mesa respecto a esos documentos se encuentran estos:
Para que una factura sea considerada electrónica debe expedirse y recibirse en formato electrónico a la vez que debe disponer de la pertinente firma electrónica en forma de certificado digital, aunque desde 2013, con la nueva normativa esto no es obligatorio pero si es deseable.
Es importante saber también que viene a ser una alternativa a la factura que se emite en papel y que cuenta con los mismos efectos legales que esa tradicional.
Toda factura electrónica, como nuestros profesionales de Cepresa indican a los clientes, debe tener garantizada tanto su autenticidad como su legibilidad y su integridad.
Las compañías que emitan facturas a cargo de las administraciones públicas sí o sí tienen que realizan esos documentos de manera electrónica. Las únicas excepciones en este sentido son que la propia administración diga que no hace falta, que el coste que hay que abonar no supere los 5.000 euros o que se trate de un profesional o empresario individual.
Básicamente existen dos tipos de facturas electrónicas: las que tienen un formato estructurado, que pueden ser generadas y tramitadas por un sistema informático de facturación, y las que no tienen un formato estructurado. Estas últimas al ser realizadas de manera no automatizada requieren que exista una persona para procesarlas en todos los sentidos.
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